lunes, 9 de mayo de 2011

Ser humano.


El ser que inventó la bombilla, el único que utiliza un lenguaje simbólico, ese ser que resaltó su inteligencia sobre los demás seres vivos. El mismo que descubrió el fuego, el mismo que aprendió a construir rascacielos. Aquel que consiguió plasmar una imagen en un papel para, más tarde, mostrarla en una pantalla. Quien consiguió unir a la humanidad a través de barcos, aviones, telégrafos, teléfonos y correos electrónicos. Ese mismo ser inventó el dinero, creó la desigualdad, el odio, la crueldad, la distinción social, la humillación, marginación y discriminación. Creó artilugios capaces de acabar con la vida de otros de su misma especie, utilizó sus inventos para destruir una población entera de una sola vez.

El mismo ser que tantas maravillas ha creado en esta tierra, ha creado la destrucción física y psicológica, no sólo de aquellos como él, si no también al resto de inquilinos de su planeta.
Ha aprendido a derrumbar las ilusiones de su igual con tan solo palabras, o con una bala de apenas tres centímetros.
¿De verdad estamos orgullosos de nosotros mismos?

Dalhimen.


Rubén dirigió su mirada a lo largo del cuerpo de Elisa y, cuando llegó a los pies, frunció el ceño y se puso tenso.

- Arrastra los pies -dijo, y al terminar giró su cabeza hacia Merála-. Arrastra los pies, algo mal -aclaró, tenso y nervioso.
- ¿Cómo lo...? -comenzó a preguntar Merála.
- ¡Porque ella nunca arrastra los pies! -cortó él. Estaba segurísimo: sabía que si Elisa arrastraba los pies, era una señal, una pista. Lo recordaba perfectamente.
En la mente de Rubén aparecieron aquellas imágenes de hacía tanto tiempo en las que aprovechaba cualquier pequeña molestia de su mejor amiga para bromear.
- No arrastres los pies -decía ella, irritada.
- Vale, mamá -su respuesta siempre provocaba que Elisa lo fulminara con la mirada o le sacara la lengua. Entonces, Rubén sonreía y aprovechaba para cogerla en sus brazos y darle un abrazo, del que ella siempre escapaba fingiendo estar molesta -. Te ha hecho gracia -reía-, admítelo. Te hago gracia, te lo pasas genial conmigo, ¡admítelo!
- ¡Un caracol podría darme más diversión que tú! -decía mientras intentaba contener la risa y mostrar enfado.
Rubén lo recordaba perfectamente.

Las consecuencias para los adultos: ¡yo quiero vivir!


Creo que es el momento de equivocarnos.

Es momento de hacer lo que nos dice el cuerpo, el corazón, sin importar las consecuencias.
Para ellas ya tendremos el resto de la vida...

Verdad, mentira, ignorancia.

A menudo se parecen el dolor que causa la verdad y el que provoca la mentira. Y, a parte de esos dos sentimientos, hay lugar para otro: la confusión o frustración de las que nos tiñe el ignorar si algo que nos provoca dolor es debido a una u otra de las dos anteriores situaciones.

Frases con sentimiento para gente insensible:

- "Soy invisible simplemente porque la gente se niega a verme."
Ralph Ellison.