lunes, 9 de mayo de 2011

Ser humano.


El ser que inventó la bombilla, el único que utiliza un lenguaje simbólico, ese ser que resaltó su inteligencia sobre los demás seres vivos. El mismo que descubrió el fuego, el mismo que aprendió a construir rascacielos. Aquel que consiguió plasmar una imagen en un papel para, más tarde, mostrarla en una pantalla. Quien consiguió unir a la humanidad a través de barcos, aviones, telégrafos, teléfonos y correos electrónicos. Ese mismo ser inventó el dinero, creó la desigualdad, el odio, la crueldad, la distinción social, la humillación, marginación y discriminación. Creó artilugios capaces de acabar con la vida de otros de su misma especie, utilizó sus inventos para destruir una población entera de una sola vez.

El mismo ser que tantas maravillas ha creado en esta tierra, ha creado la destrucción física y psicológica, no sólo de aquellos como él, si no también al resto de inquilinos de su planeta.
Ha aprendido a derrumbar las ilusiones de su igual con tan solo palabras, o con una bala de apenas tres centímetros.
¿De verdad estamos orgullosos de nosotros mismos?

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