sábado, 5 de marzo de 2011

Clases de psicología del amor con Elsa Punset:


Hoy recurro a lo ajeno y os voy a dejar lo que explicó Elsa Punset en su sección de El Hormiguero en la que habló sobre el desamor, algo que a todos nos resultará familiar.

"El desamor es una experiencia universal.
Se calcula que un 99% de personas pasan por ahí en algún momento de su vida. Cuando estás intensamente enamorado se activan las mismas áreas del cerebro que cuando ganas mucho dinero o tomas cocaína. Estamos hablando de una adicción en toda regla. Generas dopamina, serotonina, testosterona porque hay deseo... Todo eso es la química del bienestar y sabemos que cuando el cerebro está a gusto pide más y más, y si te lo quitan tienes mono, te encuentras fatal.
Es difícil hablar de tiempos: hay expertos que dicen tres meses, otros tres años, pero lo que sí sabemos es que el desamor es una pérdida, y las pérdidas tienen fases. Es como una carrera de cinco obstáculos que hay que ir superando poco a poco.
Decía un poeta francés "Te falta un sólo ser y todo se despuebla". Esa es la sensación del desamor, que de repente no te queda nada.
La primera fase: la negación.
Al principio lo que haces es negar que tu amor se ha ido. En el fondo crees que volverá y es una forma, básicamente, de protegerte. El cerebro está en estado de shock. Este es el momento en el que coges una toalla suya, te pasas la tarde oyendo música empalagosa, oyes el ascensor subir a la hora en la que volvía del trabajo y piensas "va a entrar", o lo ves a todas horas por la calle y, cuando te fijas, te das cuenta de que no es. Y también hacemos muchas veces algo: llamar y colgar.
La segunda fase: la ira.
Reacciones y te enfadas. De hecho, los estudios dicen que la gente se recupera muchísimo más deprisa si pasa por esa época de pequeño enfado constructivo. Pero realmente hay que decir: "Hasta aquí hemos llegado, esto no me lo merezco. Fuera cepillo de dientes, fuera las cartas, fuera la camiseta, fuera la toalla, ¡fuera todo!".
La tercera fase: la negociación.
Ahora es cuando venderías tu alma para que él o ella regrese. Empiezas a reprocharte todas las cosas que has hecho mal o que no habéis podido hacer juntos. Se siente mucha angustia, y lo mejor que se puede hacer es hablar, aunque te duela.
La cuarta fase: la tristeza.
La tristeza es, básicamente, la sensación de soledad e incluso puede llegar a la depresión y el desamor es muy fuerte. Te sientes vacío. Es frecuente que te aísles, la vida no te interesa, no hay curiosidad, no hay ganas de vivir. Y el desamor te puede doler físicamente porque afecta a la misma zona del cerebro del cerebro que procesa el dolor emocional y físico. Sientes que tienes el corazón roto.
En Japón, cuando alguien es dejado, sus padres le ponen unos zapatos de dos tallas más pequeños, pues el cuerpo y la mente sólo atender a un dolor. Si estás pendiente del dolor de los pies, no puedes atender el dolor del desamor.
Pero es mejor comprender para transformar el dolor.
La quinta fase: resignación o aceptación.
Debemos comprender lo ocurrido, aceptarlo y sacarle partido. No será fácil: habrá momentos de nostalgia, la felicidad no vuelve de repente, pero lo importante es que estás mirando hacia delante, hay un poco de ilusión.
Una sugerencia de Antonio Damasio, uno de los padres de la neurociencia, es: una emoción negativa intensa se supera con otra emoción igualmente intensa pero del signo contrario. Es decir, busca activamente emociones positivas fuertes. Por ejemplo: haz cambios en tu casa, en tu peinado o apúntate a algo que siempre has querido hacer. Busca algo que te haga reír. Propóntelo como meta: serás más sabio y la siguiente persona que llegue a tu vida tendrá mucha, mucha suerte."

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