lunes, 1 de noviembre de 2010

Dalhimen.

De pronto, un dolor la invadió por completo, se hizo débil, la verdad se le clavó en el pecho como una estaca. Su cuerpo perdió la fuerza y sus piernas perdieron el apoyo. Se aferró con sus uñas, que se clavaron en vieja y polvorienta pared y la fueron desgarrando hasta sangrar. Su llanto fue aumentando, sus gritos cada vez eran más dolorosos.
Ver el estado de Elisa hizo a Rubén sentirse como si el causante hubiera sido él. Se tiró al suelo y la agarró para abrazarla con fuerza. Arrimó la cabeza de Elisa a su pecho y la apretó hacía él, apoyando su mejilla en el pelo marrón de la muchacha.
Ella se comportaba como si le hubieran metido un puñal en el corazón. Sus gritos eran completamente desgarradores, sus manos se aferraban a su pecho, sus uñas se clavaban en su piel hasta hacerse sangre, agarraba su vestido estirando hasta desgarrarlo. Se encogía en sí misma, y se agarraba a su pecho como si le ardiera por dentro, como si un dolor incalculable la estuviera torturando, como si su corazón se estuviera haciendo pedazos.
Rubén la apretó aún más hacía él, y allí quedaron, abrazos en el suelo, los dos con lágrimas en los ojos, ella muriendo de dolor y de pena, él muriendo por carecer de una solución, por ver a alguien a quien tanto quería en un estado tan penoso, triste y deprimente…
Sentía que si la soltaba, ella no volvería, se marcharía de ese mundo, y la atrajo más hacia él, la abrazó hasta sentirla parte de él. La retuvo con él hasta que sus manos se debilitaron y no tuvo fuerzas para agarrarse el pecho. Entonces sus manos se dejaron caer y se dejó abrazar, dejó que él sujetara su cabeza y cerró los ojos, deseando no abrirlos nunca más…


Y otro grito, pero este ya no era un sueño.
Desperté con un chillido, noté un sudor frío por todo el cuerpo y sentí como si la realidad hubiera caído sobre mí como una roca.
Había sido una pesadilla, una horrible pesadilla. Me había visto a mí misma, había visto mi propio dolor desde arriba, había revivido un momento de mi vida que creía haber olvidado, un momento de mi vida del que ya no era consciente, que pensaba que había guardado en un cajón bajo llave.
Y de nuevo sentí las lágrimas caer por mi mejilla, mi cuerpo se volvió débil y me sentí inservible.
¿Qué había sido de Rubén? Con lo mal que él lo había pasado por su culpa y ella lo había dejado abandonado, lo había olvidado a la primera de cambio. ¿Cómo estaría él? Si ni siquiera había ido a verlo, a explicarle que seguía allí, a pedirle disculpas por todo lo que le había hecho pasar.
¡¿Qué había hecho?! ¡¿En qué me había convertido?! ¡Había dejado a la persona que más la había ayudado sin ninguna explicación! Ni siquiera me había parado a pensar ni una sola vez en la ayuda que él me prestó, la de veces que me había quedado sola y que solo él vino a ayudarme. Ni siquiera había sido capaz de ver que mientras él se jugaba el pellejo por mí yo lo ignoraba y lo dejaba tirado, una y otra vez.
Presumía de no ser como los demás y por estar pendiente de sacar críticas, me dejé arrastrar por la multitud… me convertí en uno de ellos…
Sentía ganas de morir, algo me mataba por dentro, tenía nublada la vista y notaba las mejillas mojadas. Algo oprimía mi pecho, sentí el color marcharse de mis mejillas, y dejé de ver. Mis ojos se llenaron por completo de lágrimas y lo vi todo borroso. Dejé a mi cuerpo caer, mi cabeza quedó sobre la almohada, mis ojos quedaron abiertos, pero sin ver nada. Sentí frío, mucho frío, desee que alguien me abrazara, desee que alguien me diera calor… Después de meses y meses sin él, me di cuenta de lo mucho que me hacía falta Rubén.




5 de Enero, 17:12

2 comentarios:

  1. mecmec piribiribiiiiiiii (8) GUAPAAAA;QUE ERÉ MÁH GUAAPAAA (LLLLLLLLLLLLLLLLLLLL)

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