sábado, 19 de febrero de 2011

Pocos son para siempre, yo quisiera ser una excepción.

Desde pequeña, he de admitir que el amor ha sido un tema tabú para mí. Nunca me ha gustado mostrar mis sentimientos respecto a él y no he tenido mucha experiencia en mi vida. Sé que siempre lo consideré una cursilada, algo exagerado por la sociedad y menos complicado de lo que la gente lo hacía ver.
Con los años he descubierto que cuando eres niño, todo parece más fácil. En el amor tampoco acerté.
Cuando tendría diez inocentes añitos, me dije a mí misma que atrasaría el amor en mi vida cuanto más pudiera.
Pero, como cualquier adolescente, he terminado deseándolo y me he sentido inútil al no encontrarlo.


En nuestra vida cambiamos de opinión sobre ello mil veces: de pequeños, es sencillo; cuando eres adolescente, lo ves más complicado de lo que es; cuando eres joven, te preguntas si será para siempre; cuando eres viejo, sueles aborrecerlo.


El sueño de cualquier persona es no llegue a ese destino y su amor sea, por encima de todos, uno especial, uno que los demás no puedan entender por ser más que eso, uno que duré hasta la muerte: un alma gemela.

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