domingo, 11 de septiembre de 2011

Ana y el sentido de su vida:


- Siempre odié la inútil y desesperante rutina de mi vida. Verás, no hablo de el hecho de levantarme todos los días a las siete de la mañana, o de caminar hacia els instituto siempre por el mismo camino, rodeada de la misma gente en todos los recorridos. Hablo de la rutina de dejar pasar una semana lenta que me presiona para llegar a un fin de semana vacío sólo ocupado por mis lágrimas y la envidia. Y, seguidamente, de nuevo la presión de acallar los gritos de mi interior que me piden que acabe con esa monotonía de una vez. ¿Y todo para qué? No había una meta fija, pues todo lo que quería de la vida era imposible, estaba fuera de mis límites adquisitivos o sociales. Ése era el mayor dolor que me producía aquello: saber que era en vano, inservible, inútil.

» Ahora he roto esa estúpida rutina. Mi vida tiene un sentido,
un objetivo. Mis fines de semana ya no se basan en torrentes
de lágrimas guardadas durante cinco días. Ahora estoy
haciendo algo, algo que estoy cumpliendo y que sé que puedo
 seguir llevando a cabo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario