viernes, 7 de enero de 2011

My life.


Por una buena música al más alto volumen, bailar a saltos mientras canto. Por un abrazo de verdad, dado sin petición. La sonrisa de un verdadero amigo cuando se necesita, la mirada de ese alguien cuando no necesitas risas, y sus labios torcidos cuando sí las necesitas. Esa música lenta y tranquila, esa melodía a piano que tanto me hace llorar. Cantar lo más alto posible cuando no hay nadie en casa y los vecinos han salido. La enorme satisfacción de ver que algo sale bien, el radiante placer de ver que soy mejor en algo, la maravillosa perfección a la hora de hacer algo, por mucho que sólo yo lo vea. Mi asquerosa tendencia fijarme en todo, mi divertida curiosidad. El asiento de la ventanilla de la última fila del autobús, las conversaciones de todas las personas de alrededor, mis auriculares sonando lo más fuerte posible, la sensación de querer estar allí tres horas más. La soledad de un jueves tarde a las cinco de la tarde en el 23. La multitud a empujones un sábado por Maisonave. El aroma a nuevo de una tienda del centro comercial, el olor a libro recién comprado, el del cuero de la chaqueta de moda. El olor a suavizante de una sábana en pleno invierno mientras veo una película, la felicidad al ver que se enciende el calefactor, el contacto del agua calentita en un día de sol. El relajante sonido del mar, un día en la playa, pasear por la costa hasta que el sol se esconda y me haga volver. Sus tonterías, mis ganas de comerle, la necesidad de abrazarlo tres horas seguidas. Su tendencia al pacifismo, mis increíbles ganas de repetirle que le quiero. Sus insultos cariñosos, sus guarradas de broma. El alivio al ver que la persona que necesitas está ahí, esperándote. La conformidad que siento con tenerla, aunque eso signifique malas miradas, el placer de tener a alguien a quien querer, sin miedo a ser rechazada.
Mi música, mi razón de vivir, él, ella...
Todo ello, forma mi vida.


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